El camino wesleyano

La mayoría de las figuras destacadas en la historia de la iglesia son recordadas por su teología, es decir, la forma en que presentaron la gama completa de la enseñanza cristiana. Entre ellos, tenemos a San Agustín, Martín Lutero y Juan Calvino, por nombrar algunos. Con frecuencia contamos a John Wesley entre ese grupo, pero no por la misma razón. Wesley no quería darle un nuevo giro a la enseñanza cristiana clásica. Creía que todo lo que había que decir en ese frente ya se había dicho. La pregunta de Wesley fue más bien: "Está bien, pero ¿qué vamos a hacer con todo esto?"

En otras palabras, "¿Y ahora qué?". Has sido salvo, has sido bautizado, has aprendido el Padrenuestro y tienes la historia básica de la salvación al pie de la letra. ¡Excelente! ¿Ahora que? ¿Qué vas a hacer con tu salvación? ¿Cómo vas a caminar diariamente en tu fe, y hacia dónde te diriges con ella? Si no pensamos en estas preguntas, simplemente comenzamos a deambular o, peor aun, no nos movemos en absoluto. Y después de un tiempo, ¿no comienza a sentirse vacía, o incluso innecesaria, una fe cristiana inmóvil?

Aquí es donde John Wesley hace su contribución a la iglesia universal: al trazar una hoja de ruta que le permite a cualquier creyente ubicarse, ver la meta y dar pasos para llegar allí. Wesley no inventó esta hoja de ruta. Todo lo que enseña está claramente extraído de las Escrituras, y sazona sus escritos con abundantes citas bíblicas. Pero su genio fue tomar todos estos caminos y puntos de referencia y organizarlos en un mapa claro y útil.

Para Wesley, hay tres elementos en el viaje que tenemos por delante: la energía para caminar, los obstáculos que enfrentamos y la meta misma. La energía de nuestro andar, el motor de nuestro caminar, no es otro que el Espíritu Santo. Para algunos de nosotros el Espíritu Santo es solo la última parte de la Trinidad, o la paloma que flota en la parte superior del cuadro. Para Wesley, el Espíritu es una promesa bíblica y una realidad diaria. El Nuevo Testamento aclara que el Espíritu Santo es el patrimonio de todo creyente, y que Él reside en cada uno de nosotros para darnos poder para la vida diaria. Hacer uso de este poder depende de nosotros, pero siempre está ahí, listo y esperando. Esta es una verdad asombrosa que no se puede exagerar: el Espíritu del Dios vivo está listo para energizarte y caminar a tu lado todos los días de tu vida. Nuestro trabajo es apoyarnos en ese poder, pisar el pedal y dejar que el Espíritu nos guíe hacia adelante.

Pero, por supuesto, hay muchos obstáculos en nuestro camino. Aquí vemos uno de los grandes rasgos de Wesley: su realismo. Dirigió el movimiento llamado metodismo durante casi sesenta años y vio prácticamente todas las situaciones, buenas o malas, que es posible ver. Se conocía a sí mismo y conocía a la gente y no iba a pasar por alto lo difíciles que pueden ponerse las cosas. El mayor obstáculo, que arrastramos todos los días, es nuestro gusto por el pecado. Wesley nunca nos permite olvidar que nuestro yo anterior y caído todavía anda por ahí, tratando de llevarnos de vuelta a nuestras viejas costumbres. Esto significa que necesitamos diariamente el perdón y la gracia de Dios. Ningún cristiano, por maduro que sea, está exento de la necesidad diaria de la misericordia y la gracia de Dios. Pero también tenemos muchos obstáculos más pequeños, propios de nuestra situación personal. Trabajos frustrantes, matrimonios tensos, enfermedades crónicas, finanzas cambiantes, malos hábitos. Todos caminamos por un camino particular de baches, zarzas y fieras. Por eso, Wesley escribe sermones completos sobre temas específicos: cómo controlar tus pensamientos, lidiar con los chismes o ser responsable con el dinero. Quiere asegurarse de que caminemos con los ojos bien abiertos, para evitar las trampas tanto como sea posible.

¿Y hacia dónde caminamos? Ah, esa es la mejor parte. El objetivo de nuestro viaje está delante de nosotros, pero también justo a nuestro lado. Para Wesley, estamos caminando no solo para estar con Jesús en el futuro, sino para ser como Jesús ahora. Utiliza muchas frases bíblicas para describir esto: "crecer en el amor a Dios y al prójimo", "andar como anduvo Jesús", "ir hacia la perfección". El lenguaje es variado, pero la idea es clara: tenemos el poder del Espíritu Santo para hacernos más como Jesús cada día, incluso mientras avanzamos hacia una futura reunión con Él. La salvación no es solo la Cruz. Es vivir como personas salvas por el resto de nuestros días. Algunas personas llaman a esto "el resto del Evangelio", es decir, todo lo que sucede después de nuestro momento de salvación. Es la respuesta a la pregunta de "¿y ahora qué?" que hicimos antes. ¿Ahora qué? Bueno, vive como Jesús. Ten paciencia con los que te frustran. Ayuda a tus vecinos, cercanos y lejanos. Sirve a tu familia. Llama a la injusticia por su nombre. Estudia las Escrituras como si tu vida dependiera de ello. Administra tu dinero. No te aferres a este mundo. Estate listo para hacer el bien. Jesús no es solo el modelo de esta forma de vida. Él mismo es el camino.

Así que este mapa, este arreglo de señales de tráfico y paradas de descanso y cinta de precaución, este es el Camino Wesleyano. Esta es una hoja de ruta bíblica para encontrar tu posición actual y luego ver hacia dónde debes dirigirte. Es una lista realista de obstáculos que enfrentaremos en el camino. Y es un recordatorio del increíble poder de Dios, dado a nosotros a través de su Espíritu Santo, para ayudarnos a servir e imitar a nuestro Señor. ¡Qué mapa! Y qué regalo, para la iglesia a nivel mundial y para cada uno de nosotros en particular.

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